lunes, 24 de octubre de 2011

De la mano de Walter Benjamin (II)


Rosenzweig muere en 1929, cuatro años antes de que los nazis ganen las elecciones [...] Un lector atento de Rosenzweig, Walter Benjamin, va a adentrarse por las vías críticas abiertas por aquél, persiguiendo los rastros de esa violencia política.

La violencia política no la sitúa Benjamin tanto en la totalidad subyacente al pensamiento occidental, cuanto en la insignificancia de lo singular para ese mismo conocimiento. Es como si sólo supiéramos pensar a lo grande: en vez de pensar al hombre real construimos un sujeto trascendental -la humanidad- que sería el sujeto de los derechos humanos, por ejemplo. Ahora bien, si aceptamos como doctrina indiscutible la existencia de los derechos humanos, mientras en la realidad de los hombres concretos brilla por su ausencia, será porque para la verdad de esa doctrina lo importante es el sujeto trascendental y no los sujetos reales. Esto quiere decir que para esa doctrina o, mejor, para la filosofía que segrega este tipo de doctrinas, la realidad concreta es in-significante, por eso puede la humanidad gozar de buena salud aunque los hombres de carne y hueso estén en las últimas. El peligro de este tipo de construcciones teóricas es que pueden justificar cualquier proyecto que apunte muy alto, aunque tenga un severo costo humano y social, porque lo concreto, al carecer de significación teórica, ni valida ni invalida al proyecto general.

- De La herencia del olvido, Reyes Mate. Errata Naturae. Madrid: 2008. Premio Nacional de ensayo 2009.

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