jueves, 26 de julio de 2012

Jazz, racismo y algunos comunistas

 Cartel electoral del CPUSA
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Termino de leer John Coltrane, jazz, racismo y resistencia, de Martin Smith, un breve pero más que estimulante acercamiento al mundo en el que se desenvolvió la carrera profesional de John Coltrane. Miro el libro de perfil y me sorprende la bestialidad de páginas dobladas, pendientes de revisar, que presenta el cadáver del pequeño ensayo. Me interesa especialmente el compromiso de muchos de los músicos de jazz con la lucha por los derechos civiles de la población negra. Algunos, o más bien muchos, dieron un paso más y acabaron militando de forma activa en organizaciones que, como el Communsist Party USA (CPUSA), se batieron el cobre, sobre todo antes de la II Guerra Mundial, por los derechos laborales, sociales y políticos de las clases populares, más allá de cual fuera el color de piel de cada uno, rompiendo así con el racismo explícito del abanico de organizaciones reformistas, más o menos socialdemocrátas, que vegetaban a la sombra del Partido Demócrata.

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¿Un partido comunista en los EE.UU.? Sí, un partido comunista, sección del III Internacional de Stalin, en pleno paraíso yanqui. Un partido que durante el periodo de entreguerras, de 1914 a 1950, subió como la espuma, y que solo pudo ser desarticulado a base de represión, contrapropaganda y crímenes de estado. Y es que el CPUSA estuvo presente en buena parte de las luchas defensivas del movimiento obrero estadounidense durante las primeras décadas del siglo XX, compartiendo espacio con la potente organización sindical Industrial Workers of the World, fuertemente influenciada por el anarcosindicalismo, y que sufrió un proceso represivo similar al desarrollado contra la organización de los comunistas estadounidenses.

 Eugene Victor Debs, destacado sindicalista de Industrial Workers of the World (IWW)

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Si las conexiones entre el jazz y la lucha política son prácticamente desconocidas para la mayoría de aficcionados a ese tipo de música, casi más desconocida aún es la historia de las organizaciones obreras estadounidenses, que, no lo olvidemos, fueron un referente para el movimiento obrero internacional hasta su casi definitivo desmantelamiento durante la Guerra Fría. Una historia ―otra más― para apuntalar nuestra autocrítica y evitar ciertos prejuicios o valoraciones precipitadas, como aquella que nos hace pensar que el ultraliberalismo estadounidense ha llegado a ser lo que es porque no ha recibido contestación alguna a lo largo de la historia.

sábado, 14 de julio de 2012

XIV de mi vida...


Actualizo muy poco este blog; es una pena, pero es el que siempre paga los platos rotos, esta rutina que a veces se antoja esquizoide, carente de sentido incluso. Hablaré del siglo XIV.

Hace unas semanas, justo una noche que salí de una proyección en el Centro Social Autogestionado "Jaén en pie", encontré frente a un Telepizza cercano a casa la revista que acabo de escanear. Qué suerte, fue lo primero que pensé, sobre todo por lo del monográfico sobre la peste negra. Y es que llevo mucho tiempo queriendo escribir algo sobre El triunfo de la muerte, el cuadro de Brueghel, una obra con una iconografía simbolista difícil de igualar por su riqueza y por su extraordinaria narratividad.

Decía que os quería hablar del XIV... Según nos cuentan los manuales de historia, fue un siglo horrible, asolado por las guerras, el hambre y las epidemias. La más conocida de ellas es la peste negra, que diezmó la población de Europa y, de paso, vació las ciudades. Una situación de inestabilidad extrema, de extremo escepticismo, que se tradujo en el socavamiento progresivo de la legtimidad de los sistemas de poder vigentes en aquella época. Sobre todo la iglesia, con sus riquezas y sus excesos, vio como paulatinamente era puesta a prueba su hegemonía ideológica, aunque, también a su manera, supieron sacar tajada de la situación, pues fueron muchos los potentados que legaron sus riquezas al clero para lavar sus culpas.

La situación actual no es comparable, desde luego que no, pero sí es cierto que, en cierta forma, la situación de crisis multisistémica está favoreciendo lo que decíamos antes, la quiebra de los sistemas de legitimación ideológica de los poderes político y económico, algo que se evidencia en el desprestigio actual de los sistemas de representación imperantes. Es importante conocer el concepto de hegemonia cultural de Antonio Gramsci para hincarle el diente al análisis de los sistemas de poder actual; algo de lo que tengo que escribir para el siguiente número de Estudios, cuya lectura recomiendo.

De repente he imaginado a una rata corriendo entre mis pies... Dejo de escribir. Tengo los pelos de punta. Bubones pestilentes...
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