En este vídeo, que no llega a los diez minutos, se repasa la relación existente entre el situacionismo, una corriente de pensamiento que se transversaliza desde el mundo del arte hasta la praxis política, y el movimiento punk, que, como sabéis, surgió en Gran Bretaña en la decada de los 70. Es interesante saber, y profundizaremos en otras entradas a propósito del tema, que los situacionistas estuvieron en los cimientos de lo que luego sería el mayo del 68 francés, que, como insistiremos, fue mucho menos espontáneo de lo que nos quieren hacer creer, y los situacionistas tenían mucho que ver en ello.
"Necesitamos de la historia, pero la necesitamos de otra manera a como la necesita el holgazán mimado en los jardines del saber". F. Nietzsche
miércoles, 29 de julio de 2009
domingo, 26 de julio de 2009
sábado, 25 de julio de 2009
Autonomía obrera, un primer acercamiento

viernes, 24 de julio de 2009
A propósito de la Bauhaus
Decíamos que Hannes Meyer había sido el segundo director de la Bauhaus. Ahora cuelgo un video a propósito de la escuela de arte alemana. Siempre que leo algún libro sobre esa escuela pienso que hubiera sido genial estudiar allí. Bueno, al menos en la fotos los alumnos salen siempre sonriendo, como si ya supiesen de la suerte que suponía para un joven estudiante empezar a formarse allí, rodeado de compañeros (y compañeras) apasionados por el arte, aprendiendo de profesores de la talla de Kandinsky, disfrutando de unas instalaciones que ya de por sí eran revolucionarias. ¡Qué suertudos estos modernitos!
sábado, 18 de julio de 2009
Hannes Meyer, el director maldito


Jazz, un espíritu libertario

Ricardo Mestre, el bibliotecario anarquista

"Autodidacta, aprendiz en un telar, a los 13 años es detenido en una reunión clandestina y a los 16 organiza un mitin anarquista. Peón en el metro de Barcelona, chofer, vendedor de prensa. En 1932 toma parte en la constitución de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL) y dos años más tarde ingresa en la Federación Anarquista Ibérica (FAI). En esos años se inicia en la siembra de la idea por medio de la edición: director del periódico Catalunya y promotor de Terra Lliure.
Durante la guerra Vilanova se rige por medio del Comité de Defensa Local. Mestre dirige el Boletín Oficial de la localidad y ejerce como juez de paz: oficia casamientos, gestiona divorcios, normaliza la administración de justicia. “Cuando yo marché al frente no lo hice como soldado. Yo era un maestro, desarmado desde luego, porque era enemigo de la pena de muerte”.
Tras su paso por el campo de concentración de Argelès, llega a Veracruz (México) con dieciséis pesos y una guerra perdida. A los meses ya está editando el primer libro (Éxodo, diario de una refugiada española, de Silvia Mistral, su compañera) de los más de doscientos que publicaría en México: entre otros, la primera edición en español de El tesoro de Sierra Madre de Bruno Traven, la primera edición de Canciones de la Guerra Civil española de Pedro Garfias y los libros de su admirado teórico anarquista Rudolf Rocker, como Nacionalismo y cultura. Impulsa las revistas Estudios Sociales y Caos. Ya muy mayor funda en su propia oficina la Biblioteca Social Reconstruir, que hoy, veinte años después, sigue sembrando la idea en México".
En Biblioteca en guerra. VV.AA. Madrid: Biblioteca Nacional, 2005, p. 448.
Dirección web de la Biblioteca Social Reconstruir:
https://www.facebook.com/Biblioteca-social-reconstruir-1529157054005667/
Una visión diferente del progreso, de David Noble

Estos dos autores, enfrentándose a la historiografía marxista que nos decía que los ludditas, los destructores de máquinas, no eran sino unos “locos descerebrados con muy buenas intenciones”, nos resitúan a los trabajadores antimaquinistas en su contexto y nos dan las claves para ver con otros ojos la valiente y estratégica radicalidad de su protesta. En este sentido, y bajo la mirada, sobre todo de Noble, escasa de prejuicios y atenta de estos dos investigadores, el movimiento luddita cobra nuevas dimensiones, apareciendo así como una marea espontánea de radicalismo asambleario que, por un lado, choca violentamente contra patrones, policías y militares británicos y, por otro, desenmascara a líderes advenedizos y políticos progresistas más interesados en recuperar para el capital la protesta que en apoyar sin condiciones las demandas de los trabajadores.
Una nueva visión que, vertiendo luz sobre las sombras de las historiografías maduras, se encarga de poner sobre la mesa las características fundamentales que estructuraban todo este movimiento y que no eran sino las siguientes:
1) La violencia sistemática contra los telares y maquinarias que les arrebataban el empleo y deshumanizaban sus modos de vida tradicionales, indisolublemente ligados a la vida del taller, donde los trabajadores tenían mucha más capacidad de controlar la producción y los ritmos de trabajo que en la fábrica mecanizada.
2) La acción directa y la horizontalidad asamblearia que les enfrentó a los líderes obreros pactistas y políticos de los que hablamos antes (y supuestamente interesados en hacer oír la voz de los antimaquinistas).
3) El federalismo espontáneo que les llevó a la coordinación de acciones ofensivas (quema de telares, sabotaje premeditado de fábricas y maquinarias, etc.) y defensivas (autodefensa armada contra las tropas del gobierno enviadas a sofocar la rebelión).
Tres características que, como decíamos, estructuraron un movimiento que logró mantener en jaque a todo un ejército fogueado en mil guerras coloniales y que no pudo ser derrotado sino mediante la estrategia recuperadora del gobierno; una estrategia que pasó por la legalización de los sindicatos obreros y la infiltración policial, y a la que, no lo olvidemos, se le sumó una campaña represiva sin precedentes que condujo a la muerte y el exilio a miles de trabajadores y trabajadoras.
Así, ¿quiénes son los ludditas en pleno siglo XXI? Parece que ya no tanto esos locos de los que nos hablaban las miríadas de historiadores que se hacían eco de la voz de Hobsbawn y compañía. Radicalidad estratégica, acción directa y federalismo parecen estar en la base del movimiento antiautoritario de ahora y de siempre, abuelos así, o eso nos parece, de la primera AIT, el anarquismo de clase, el movimiento autónomo y, como reconoce el Zerzan, el mismo primitivismo.