lunes, 15 de octubre de 2012

Libros del MIL


Ale, ya está bien de tanto Chris Marker, que algunos lo vais a aborrecer. Es broma. A Marker se le tiene que querer. 

Tengo un montaña de libros que me voy llevando de un lado a otro de mi casa y que no sé dónde poner. No los puedo colocar en ninguna estantería porque todavía tengo que hacer algo con ellos, aunque todavía no sé muy bien qué. ¿Hablar de ellos en Nueva Gomorra? ¿Hablar de ellos en La Banda de los 4? ¿Hablar de ellos aquí? ¿Acaso pasarlos por la trituradora del curro?

Bueno, la montaña empieza con un libro bastante raro de Antonio Orihuela. Luego hay un par de ensayos de actualidad política sobre el 15M y los novísimos movimientos sociales, un libro de Cicerón, otro de Orwell y una colección de artículos de J.M. Coetzee. Sí, todo bastante ecléctico.

Y arriba del todo, el libro que hoy nos interesa: El MIL de Puig Antich y los GARI, de Telesforo Tajuelo. Me lo pillé en un expurgo de la Biblioteca Pública Provincial de Jaén y lo leí hace bastante tiempo. Lo tengo muy subrayado. Es un Ruedo Ibérico y debería haberlo cuidado un poco más, pero me cuesta resistirme a utilizar el lápiz en los libros de historia, política o antropología social. 

Este es el segundo libro que leo sobre el MIL. El otro fue El MIL: una historia política, de Sergi Rosés, que me gustó bastante más que el de Tajuelo. En aquel se pasaba de puntillas por encima del caso de Puig Antich, que a mí por lo menos me interesa poco. Entre otras cosas, porque lo que me interesa de verdad es la historia de la corriente autónoma en los años setenta.

Me resulta curioso, por ejemplo, que hoy en día se pretenda recuperar la memoria del MIL desde distintos frentes. Eso es lo que pasa con todos los grupos que bebieron de autonomía obrera. Desde luego, yo no voy a ser de los que digan que el MIL era un grupo anarquista. Desde luego que no. Ellos mismos se disolvieron sin adscribirse a ningún ideario concreto. Pero sus lecturas no fueron libertarias. Excepto la obra del imprescindible Camilo Berneri, ellos se dedicaron a leer, estudiar y operativizar los textos de marxistas heterodoxos -consejistas y antivanguardistas todos- como Ciliga o Pannenkoek, el astrónomo holandés que lideró el ala izquierdista del movimiento comunista holandés. Autores que leyeron con pasión y que procuraron poner en circulación gracias a la puesta en marcha de una editorial clandestina que se financiaba con el dinero recaudado en los atracos a bancos y cajas de ahorro.

 Anton Pannenkoek

De todas formas, para conocer en profundidad al MIL y opinar por uno mismo, lo mejor es leer su propia producción teórica, que afortunadamente es accesible a través del Archivo digital de la autonomía obrera, que resulta imprescindible para investigar sobre este tema. Algo que os invitamos a hacer. 

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