jueves, 29 de julio de 2010

César Chávez y los subterráneos


Puede ser que ya lo haya dejado caer antes. Que me interesa la historia de los EE.UU. Sí, creo que sí.

Un nombre: César Chávez. César, que no Hugo (el venezolano me interesa bastante menos). César Chávez, un tipo corajudo. Hijo de inmigrantes mexicanos, tuvo que empezar a trabajar desde los cinco años. Muy pronto empezó a organizar el movimiento sindical de los trabajadores del campo de las zonas sureñas de EE.UU. Trabajadores de Arizona, Texas y California que, en su gran mayoría, eran chicanos o emigrantes mexicanos. Su lucha, a través de un sinfín de huelgas y movilizaciones, logró que aquellos trabajadores del campo de los que hablo, que vivían en condiciones de extrema pobreza y sin derechos de carácter laboral o político, vieran mejoradas sus condiciones de vida y adquieran buena parte de los derechos cívicos por los que peleaban otras minorías como la afroamericana.

Ahora que Arizona pretende colar una ley antiinmigración que puede restrigir gravemente los derechos de los emigrantes mexicanos y sus familias, me interesa recordar a César Chávez, que peleó tanto, realizando incluso algunas huelgas de hambre que le robaron buena parte de su salud. Imagino a César Chávez en la huelga de la uva. Imagino a César Chávez con los recolectores de naranja. Imagino a César Chávez con los algodoneros. Cesar Chávez y los panteras negras o, en sus últimos años, con los que abarrotarían las calles de Seatle en 1999.

En las catacumbas de la historia de los EE.UU. están los jornaleros chicanos de Arizona. Y también César Chávez, los emigrantes alemanes que organizaron el movimiento sindical y los wooblies. Esta es su casa.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...