En este estudio de la vanidad decadente, el artista pinta su autorretrato, desafiándose con la mirada, mientras una mujer desnuda yace provocadora detrás de él, físicamente cercana pero emocionalmente distante. El pintor viste una prenda transparente que parece una capa de piel, unida mediante puntadas en el pecho. La mejilla de la mujer está surcada por una cicatriz impropia. Detrás de ellas se alza una flor fálica, un símbolo narciso, y más allá de ambos podemos entrever los tejados de una sombría ciudad industrial. Schad trató a menudo temas impregnados de intensidad psicólógica como éste, transmitiendo un siniestro escalofrío por medio de un estilo realista y distanciado. Perteneció a una tendencia de la Alemania de posguerra llamada Die Neue Sachlichkeit (La nueva objetividad). Estos artistas rechazaban la abstracción en nombre de un realismo estilizado, que aspiraba a captar la alienación de la vida moderna a través de un estilo lineal que rememoraba a los artistas del Renacimiento alemán. Schad trabajó con los artístas dadaístas al comienzo de su carrera, experimentando con procesos fotográficos innovadores.
-Viene de El ABC del arte del siglo XX (editado por Phaidon en 1999)
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