domingo, 22 de septiembre de 2013

La pequeña gran historia del Grupo DAS

La subida al poder de los nazis en 1933 conllevó la persecución política de todos los sectores de la izquierda no complacientes con el nuevo régimen. Los anarquistas alemanes, a pesar de ser minoritarios en buena parte de Alemania, habían tenido una presencia importante en la cuenca del Ruhr y otras zonas urbanas del país. Un grupo libertario de los que se tuvieron que exiliar, recaló en Cataluña en 1936 (aunque algunos de sus miembros llegaron varios años antes), una zona de claro predominio cenetista; el grupo se autodenominó DAS (Deutsche Anarcho-Syndikalisten) y jugó un papel muy destacado en el contexto de la Guerra Civil. 

El Grupo DAS trabajó desde un primer momento por desenmascarar los intereses del partido nazi en Cataluña. Curiosamente, la República y la Generalitat no rompieron relaciones con Alemania hasta bien entrada la Guerra Civil y fue labor del Grupo DAS desenmascarar los planes orquestados por los nazis desde su consulado de Barcelona. Fruto de esa labor, fue la publicación de un libro: El nazismo al desnudo, que salió a la luz en 1937 y desentrañaba la red político-económica tejida por los nazis en la capital catalana; una red al servicio del fascismo. 

Más allá de lo anterior, el Grupo DAS tuvo un papel muy destacado tanto en la guerra como en la retaguardia revolucionaria. Editaron varios libelos de formación teórica, participaron en las tareas de información exterior y tomaron las armas para defender la revolución en las calles. Sus posicionamientos fueron muy claros: había que ganar la guerra, pero también ganar la revolución, y eso les costó caro. De hecho, los hombres del Grupo DAS marcharon al frente durante el entierro de Camilo Berneri y el resto de anarquistas italianos asesinados por los estalinistas durante los Sucesos de Mayo de 1937; sucesos que marcaron el principio del fin de la Guerra Civil y el estertor final de los años de oro (y fuego) del anarquismo ibérico. 

El final de la historia del Grupo DAS es cruel, triste y oscuro, como muchos de los finales de la Guerra Civil. Poco después de los sucesos de 1937, los integrantes del Grupo fueron detenidos e internados en la checa de Puerta del Ángel (dirigida por comunistas soviéticos y alemanes). Desde allí fueron trasladados a Valencia, puede ser que a la prisión de Santa Úrsula. Al final de la guerra, acabarían con sus huesos en el campo de refugiados de Gurs, donde se les pierde la pista, y donde dejamos por ahora esta historia secreta de los primeros cazadores de nazis en suelo extranjero. 

- Publicado en la sección Rastros de carmín del número 2/10 del fanzine COTARRO.

sábado, 24 de agosto de 2013

La República Roja de Baviera: otra revolución desconocida


Páginas de B. Traven. Retrato de un anónimo célebre, de Golo (pincha y amplia)

Hace unos meses, buscando datos para escribir un post en el blog tr(a)nshistoria, me encontré con una referencia a la República Soviética de Baviera. Es una historia interesante que merece ser conocida y que no sea sepultada por la historiografía oficial, a la que tan poco interesan estos fragmentos olvidados de la historia social.

Tras el final de la I Guerra Mundial (1918), en la que Alemania saldría derrotada, las clases populares de este país y buena parte de su derrotado ejército, se echaron a las calles para derrocar la monarquía imperial que les había arrastrado a la guerra. Tras una fuerte lucha, la insurrección popular, liderada por los sectores mejor organizados del movimiento obrero, consiguió buena parte de sus objetivos: se echó al Emperador, se proclamó la República y se dotó al estado de una organización federal.

En Baviera, una región al sur de Alemania con una gran implantación de las organizaciones obreras, la situación se transformó en una auténtica guerra civil, tras la cual se proclamó la República de Baviera. Por entonces, el líder indiscutible de la república bávara era el socialista Kurt Eisner, un político carismático que fue asesinado el 19 de febrero de 1919 por los disparos efectuados por un militante de la extrema-derecha.

Consejo Central de la República Roja de Baviera
El asesinato de Eisner y la apuesta revolucionaria de buena parte de los sectores populares de la región, llevaron a la proclamación, a principios de abril de 1919, de la República Soviética de Baviera. La Républica, organizada en torno al Consejo de Baviera (una asamblea de obreros, campesinos y soldados), tuvo una dirección predominantemente libertaria durante las primeras semanas de funcionamiento. De hecho, los principales líderes del Consejo fueron destacados militantes anarquistas o socialistas antiautoritarios como Gustav Landauer, Silvio Gesell, Erich Müsham o Erns Toller.

No obstante, la labor organizativa de los anarquistas fue saboteada desde un principio por la militancia del KPD (Partido Comunista Alemán). De hecho, a principios de mayo los comunistas dieron un golpe de estado que les hizo tomar las riendas del Consejo de Baviera, encumbrando en la dirección política de la República a Eugen Levine, un destacado dirigente del KPD.     

A pesar de ello, la República Soviética de Baviera contó con las simpatías de las clases populares bávaras, que, prueba de ello, se echaron a las calles para intentar frenar la invasión de los más de 30.000 militares y miembros de los Freikorps (voluntarios de extrema-derecha) que llegaron a la región para aplastar la experiencia revolucionaria. Una victoria que consiguieron, pero solo tras dejar miles de víctimas entre los defensores de la república bávara, entre ellas los líderes más destacados del Consejo de Baviera.

* Este artículo se incluye en el número 1/10 del fanzine COTARRO, publicado por Piedra Papel Libros. Más información en https://www.facebook.com/PiedraPapelLibros

miércoles, 31 de julio de 2013

Fanzines y movidas

De vuelta al fanzine. Maqueto un documento, repaso intereses, anotaciones que se hicieron al margen de libros nunca olvidados... Hay sitio, me digo. Vuelta a empezar. Hace años, cuando perdíamos el tiempo en la Universidad de Jaén, montamos un fanzine temático (solo literatura). Se llamaba Poetica Seminarii. Era una mierda de nombre, esa es la verdad, pero tenía su historia: la nuestra. Participaba un montón de gente. Algunos publicamos en él nuestros primeros relatos. Otros, tal vez los menos, ya no volvieron a escribir más. La mayoría seguimos haciendo algo, con más o menos acierto, eso sí, pero con la curiosidad intacta. Esa fue nuestra única victoria: no morir de aburrimiento.

No voy a hablar del origen del fanzine, de cuáles son sus características básicas. Todos lo sabéis. En España, prácticamente todo lo que hay publicado sobre el tema nos remite al rollo de la movida madrileña. No se puede negar que aquellos fueron años donde la creatividad popular, la creación colectiva, explotó en las calles. Proliferaron como churros los fanzines y las revistas baratas. Se escribía de casi todo y el mundo editorial no permaneció al margen. Se leía. Se leía mucho. Los puestos de libros tomaron las plazas. Las editoriales, casi todas con alguna colección de carácter político, empezaron a multiplicarse como por arte de magia. Sin embargo, algunos tenemos la sensación de que se ha abusado con cierta ligereza del adjetivo contracultural a la hora de referirse a la Movida; sobre todo si tenemos en cuenta que el término del que deriva el adjetivo anterior, contracultura, se acuña a partir de la lectura de buena parte de la producción teórica de Antonio Gramsci.

En cierto sentido, el fanzine, entendido como herramienta de expresión popular, tiene un origen muy determinado. Fue producido por sectores de la población que en los años 70 y 80 carecían de otros medios para hacerse oír, pero no debemos olvidar que el acceso a esos medios les era negado, fundamentalmente, por el mensaje que querían transmitir. Así, algunas voces críticas, que aportan reflexividad a los estudios apologéticos del boom contracultural vivido en España a finales de los años 70, apuntan, no sin cierta razón, que solo una fracción de ese vasto movimiento, si entendemos por tal a la movida madrileña, aspiraba a cuestionar la hegemonía cultural que venía dada por el aparato ideológico de un régimen, el capitalista, que, lejos de hallarse en descomposición, se estaba reformulando en base a la constitución de un nuevo pacto político, soporte de los mismos privilegios, en el que habrían de integrarse sectores de la oposición democrática; algunos de los cuales, no lo olvidemos, estaban detrás de muchos de aquellos fanzines, revistas y libelos.

Al cabo, el tiempo ha dado la razón a los miembros del MIL (Movimiento Ibérico de Liberación), que expropiaban bancos mientras repartían tiras de comics donde advertían de que poco iba a cambiar tras la muerte de Franco, de que nada se podría transformar realmente mientras con una mano se quisiera reescribir la historia y, con la otra, se buscara el apretón de manos que garantizase un reluciente sillón de mando. 

Que cada uno saque sus propias conclusiones.

sábado, 6 de julio de 2013

Madridgrado

Me dice mi amigo Alfonso, de Cultura y anarquismo, que tr(a)nshistoria siempre sale perdiendo, porque es el blog que actualizo menos, y con diferencia. Eso es verdad. Vamos a ello.

Hoy hablamos de libros viejos. Uno de los sitios por los que me solía pasar semanalmente para echarle un vistazo era La biblioteca fantasma, un blog sobre libros viejos que cerró en 2012. Llegué allí buscando información sobre el Grupo DAS. De hecho, esta entrada fue la primera que leí en él. El Grupo DAS fue un colectivo de anarcosindicalistas alemanes que, escapando de la persecución política desatada en Alemania por los nazis, acabaron llegando a España para, en plena Guerra Civil, investigar los intereses del Partido Nazi en Cataluña a través del estudio sistemático de la documentación hallada en el consulado alemán de Barcelona (abandonado durante el alzamiento). La historia de este grupo, comprometido al cien por cien con la Revolución Social, es triste, pero también muy interesante. La mayoría de sus miembros fueron detenidos durante los llamados Sucesos de Mayo (1937) y trasladados a una checa comunista situada en Barcelona. De allí pasaron a la prisión de Santa Úrsula, en Valencia, donde murieron asesinados. Algún día escribiremos mucho más sobre ello. El caso es que fue allí, justo en ese blog, donde leí que existía un libro llamado Madridgrado, escrito por Francisco Camba, hermano menor del famoso periodista Julio Camba, uno de esos personajes que durante su juventud militaron en el movimiento libertario y acabaron sus días a la sombra del paraguas falangista.

El libro, que al fin he podido conseguir a través de una magnífica librería de viejo, es una crónica en primera persona del Madrid asedidado durante la Guerra Civil. La novela, cuya calidad literaria queda muy lejos de, por ejemplo, el Madrid, de corte a checa, de Agustín de Foxa, pretende ser una crónica de los "excesos de la revolución roja" y se convierte finalmente en un panegírico del movimiento nacional. No obstante, el libro, leído a contrapelo, resulta interesante para conocer de primera mano las visiones franquistas del anarquismo. En ese sentido, y si queréis ampliar, os recomiendo que le echéis un vistazo a dos artículos más que interesantes. El primero es A tiro limpio: el anarquismo visto por el cine del franquismo, y el segundo La colección Temas Españoles: La contrarrevolución española y la divulgación de la interpretación franquista de la historia de España y de la Guerra Civil. Leyéndolos nos damos cuenta de hasta qué punto la construcción social de la imagen del anarquismo en el estado español está mediatizada por el poder político, algo que va más allá de las diferencias entre regímenes políticos o partidos en el poder.

Bajo mi punto de vista, no deja de ser estimulante la lectura de este tipo de obras. Se aprende tanto de ellas como leyendo clásicos del tipo Madrid, rojo y negro, de Eduardo Guzmán. En todo caso, siempre son libros difíciles de conseguir, ya no solo por su precio, sino porque quedan muy pocos ejemplares circulando. Por eso, lo mejor es conservarlos lo mejor posible y pasarlos de mano en mano, al menos hasta que se reediten.

martes, 18 de junio de 2013

Los poetas ingleses


Casi todas las fotos y vídeos de tr(a)nshistoria son en blanco y negro. Algún día, cuando hable de los años 70, me pasaré al color. 

Sin desvaríos. El vídeo que he colgado en esta entrada, lo he encontrado por casualidad. En realidad, buscaba noticias de The Last Mile to Huesca, el poemario que John Cornford escribió en 1936. Seguramente, el usuario que ha colgado el vídeo se haya basado en un poema del poeta inglés para realizar este montaje. Busco ese poemario. No sé si está traducido al español, pero me gustaría encontrarlo. Si alguien sabe de él, que me mande un correo electrónico, por favor.

John Conford era tataranieto de Charles Darwin. Joven de buena familia, ingresó en las juventudes del Partido Comunista Británico junto a otros destacados estudiantes del Trinity College. En 1936, viajó a España con la intención de convertirse en corresponsal de guerra. Al poco tiempo, contagiado del ambiente revolucionario de Barcelona, decidió dar un paso más en su compromiso con la causa socialista y decidió alistarse voluntario, como George Orwell, en una milicia del POUM.

A los pocos meses, regresó de nuevo a Inglaterra para reclutar más voluntarios. A su vuelta, se integró en el Batallón "Comuna de París", que fue movilizado en la Batalla de Lopera, un pueblo cercano a Jaén. Allí, junto a decenas de sus compañeros, murió el día 28 de diciembre de 1936, Día de los Inocentes, apenas unas horas después de cumplir los 21 años. Murió a causa de una ráfaga de ametralladora. Se dice que fue herido mientras ayudaba a compañero.

 John Cornford (1917-1936)

En Lopera hay un monumento que le recuerda; a él y a otros tantos escritores ingleses, como John Sommerfeld o Ralph Fox, que también lucharon y murieron en la Guerra Civil. Ese monumento, de factura sencilla y simbología no demasiado explícita, se encuentra en el llamado Jardín de los poetas ingleses, donde los viejos del pueblo se sientan a tomar el fresco y hablar de sus cosas.

Espero hacerme, aunque sea poco a poco, con todo lo que escribieron aquellos escritores de los que apenas si se acuerda nadie. Lo dicho, quiero empezar con el libro de poemas de Conford. A ver si lo encuentro... Seguro que merece la pena.

lunes, 20 de mayo de 2013

De bruces contra el estado

El Grillo Libertario, la editorial y distribuidora vinculada a la CNT de Cornellá, sigue haciendo un excelente trabajo. De bruces contra el estado, el libro del que hablamos hoy, es un buen ejemplo de ello. De hecho, se han escrito muchos libros, y muy interesantes además, sobre el tema de las colectivizaciones, pero casi siempre son parciales en un sentido u otro. Me explico. En unos se trata la colectivización industrial, mientras que en otros se estudian las colectivizaciones de tierras  llevadas a cabo a partir del verano del 36 en las zonas rurales. Otros libros, por contra, intentan tratar ambas experiencias colectivistas, pero circunscribiendo el estudio a zonas geográficas muy concretas.

De bruces contra el estado, sin embargo, trata de igual a igual las colectividades industriales y agrarias. También se cincunscribe a un marco geográfico determinado, Cataluña, pero la amplitud del mismo nos permite visualizar de forma integral la experiencia revolucionaria llevada a cabo en la retaguardia republicana tras la derrota del levantamiento militar del 18 de julio de 1936.

El libro, en realidad, es la compilación de dos trabajos breves que guardan una relación complementaria. El primero de ellos, La transformación colectivista en la industria y los servicios de Cataluña (1936-1939), es un interesante artículo de Antoni Castells. En el mismo se realiza una descripción de la organización y funcionamiento interno de las colectividades industriales y de servicios de Cataluña; un tejido económico de nuevo cuño que permitió reconfigurar y racionalizar la actividad productiva de una región pujante y vital para la supervivencia de la zona leal. Por otro lado, Castells realiza un somero acercamiento al proceso estatizador que minó la estructura colectivista y puso los resortes del poder económico-político en manos de los enemigos del proceso revolucionario.

El segundo trabajo que conforma esta obra dual, repasa, por contra, el desarrollo de la revolución en el mundo rural. En este caso, Marciano Cárdaba firma el breve ensayo que lleva por título La revolución de 1936 y el colectivismo agrario en Cataluña. Un artículo donde se pone el acento en las dificultades que encontraron los trabajadores que apostaron por la colectivización de la tierra y la puesta en marcha de un modelo productivo de carácter libertario en el que la propiedad de la tierra y el usufructo de la misma, no estuvieran en manos de unos pocos. Dificultades de todo cuño que, no obstante, fueron solventadas, al menos en un primer término, por los sectores populares que impulsaron el proceso colectivista y que encontraron en la CNT, a pesar de ciertas posturas timoratas de sus comités, la única organización dispuesta a acompañar el impulso revolucionario desatado en los primeros meses de la contienda. 

Hablamos por tanto, al menos bajo nuestro punto de vista, de una obra interesante y accesible, amena y rigurosa, que, sobre todo para el caso catalán, posibilita un acercamiento histórico integral a las realizaciones prácticas de los trabajadores y trabajadoras que respondieron a la rebelión militar oponiéndole un proceso revolucionario que les permitió tomar los medios de producción y autogestionar sus vidas de una manera nunca vista en la historia contemporánea del estado español. Además, si estáis interesados en adquirlo, os anunciamos que el libro solo vale 4 euros. Una razón más para leerlo. 

jueves, 25 de abril de 2013

El libro de las derrotas

 Milicianos espartaquistas (Alemania, 1919)

La historia es material de derribo para Antonio Orihuela. De sus ruinas, de sus escombros, el poeta onubense levanta, como en un juego de Lego, una estructura dúctil, fácilmente desmontable, que nos permite reconocer las costuras del antiguo relato ciclópeo, el de la historia impuesta, el de la historia de los de arriba. El libro de las derrotas es, qué duda cabe, el mejor ejemplo de lo que decimos.

Por otro lado, el que nos ocupa es, de largo, su libro más tr(a)nhistórico. Precisamente por eso hablamos de él aquí. En este libro, de apenas algo más de cien páginas, Orihuela le pasa el cepillo a contrapelo a la alfombra de la historia, permitiéndonos otear, aun de manera efímera, el brillo sepultado de los momentos en los que el poder pareció morder el polvo, aunque fuera por poco tiempo. Hablamos, por tanto, de un libro que, como si se tratara de una ventana a un paisaje invisibilizado, nos ayuda a contemplar el paisaje de un acontecer más amplio y pleno, más hondo, al cabo, mucho más humano.

Continuando con lo anterior, leer El libro de las derrotas nos invita a preguntarnos qué sería de nosotros si, de una manera honesta, supieramos tejer nuestro presente con las historias de la historia de los vencidos, es decir, si hiciéramos ahora el tiempo de los desobedientes y sembrásemos de memoria y optimismo nuestra lucha, que, aún sabiéndose perdida, no debiera plantearse desde la desesperanza compulsiva, desde el nihilismo que proponen como punto de partida los que, en este juego de siglos, se dan el relevo y ocupan siempre el lugar de la banca.

Para finalizar, no me cabe duda de que El libro de las derrotas permite sumergirnos, a pesar de su brevedad, en el imaginario de Antonio Orihuela. Un libro, añadimos, que cimenta en cierta forma su reciente itinerario ensayístico. En ese sentido, El libro de las derrotas amplifica en cierta forma su reciente Poesía, pop y contracultura en España, publicado en este año por la editorial Berenice. Un ensayo, este último, que supone un interesante análisis de ese periodo histórico reciente popularmente conocido como la Transición, y que algunos denominamos desde hace años la Transacción.

Desde tr(as)nshistoria - historia disidente y periférica, os recomendamos la lectura de ambas obras.

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