La subida al poder de los nazis en 1933 conllevó la persecución política de todos los sectores de la izquierda no complacientes con el nuevo régimen. Los anarquistas alemanes, a pesar de ser minoritarios en buena parte de Alemania, habían tenido una presencia importante en la cuenca del Ruhr y otras zonas urbanas del país. Un grupo libertario de los que se tuvieron que exiliar, recaló en Cataluña en 1936 (aunque algunos de sus miembros llegaron varios años antes), una zona de claro predominio cenetista; el grupo se autodenominó DAS (Deutsche Anarcho-Syndikalisten) y jugó un papel muy destacado en el contexto de la Guerra Civil.
El Grupo DAS trabajó desde un primer momento por desenmascarar los intereses del partido nazi en Cataluña. Curiosamente, la República y la Generalitat no rompieron relaciones con Alemania hasta bien entrada la Guerra Civil y fue labor del Grupo DAS desenmascarar los planes orquestados por los nazis desde su consulado de Barcelona. Fruto de esa labor, fue la publicación de un libro: El nazismo al desnudo, que salió a la luz en 1937 y desentrañaba la red político-económica tejida por los nazis en la capital catalana; una red al servicio del fascismo.
Más allá de lo anterior, el Grupo DAS tuvo un papel muy destacado tanto en la guerra como en la retaguardia revolucionaria. Editaron varios libelos de formación teórica, participaron en las tareas de información exterior y tomaron las armas para defender la revolución en las calles. Sus posicionamientos fueron muy claros: había que ganar la guerra, pero también ganar la revolución, y eso les costó caro. De hecho, los hombres del Grupo DAS marcharon al frente durante el entierro de Camilo Berneri y el resto de anarquistas italianos asesinados por los estalinistas durante los Sucesos de Mayo de 1937; sucesos que marcaron el principio del fin de la Guerra Civil y el estertor final de los años de oro (y fuego) del anarquismo ibérico.
El final de la historia del Grupo DAS es cruel, triste y oscuro, como muchos de los finales de la Guerra Civil. Poco después de los sucesos de 1937, los integrantes del Grupo fueron detenidos e internados en la checa de Puerta del Ángel (dirigida por comunistas soviéticos y alemanes). Desde allí fueron trasladados a Valencia, puede ser que a la prisión de Santa Úrsula. Al final de la guerra, acabarían con sus huesos en el campo de refugiados de Gurs, donde se les pierde la pista, y donde dejamos por ahora esta historia secreta de los primeros cazadores de nazis en suelo extranjero.
- Publicado en la sección Rastros de carmín del número 2/10 del fanzine COTARRO.
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